Al concluir esta Semana Santa, tenemos que decir con el corazón partido, que no fue, ni semana, ni tan Santa. Cabe destacar que Aguachica encontró espacio en los noticieros nacionales; primero por la profanación de unas tumbas, en ese cementerio símbolo, de la postración en que se encuentra la segunda ciudad del Cesar. Segundo, por el vandalismo contra uno de los íconos de la idiosincrasia morrocoyera. Ambos infortunados acontecimientos son un grito de ultratumba contra la clase dirigente de esta Aguachica, que parodiando las palabras de un antiguo párroco, el Padre Angarita, según el testimonio de Don Ramón Pallares, tenemos que decir: “Aguachica, Aguachica, que sin agua, siempre serás chica, porque no tienes hijos que te quieran”.
Ambos infortunados acontecimientos son un grito de JesuKristo crucificado en Aguachica, por administraciones municipales que se han venido sucediendo, de mala en peor; y de personajes que se han reelegir en el concejo municipal sin meritocracia alguna. Y la mayoría de los que votan en Aguachica son culpables, porque botan en contra de Aguachica, cambiando su voto por un plato de lentejas; unos pesos al bolsillo y atraso total para la tierra que los alberga.
Culpo a las administraciones y a los concejos municipales de Aguachica a lo largo de su historia, sin excepción, porque el cerro de la Santa Cruz es el colmo de la desidia y la inoperancia con el bosque del agüil, pulmón ecológico de las sabanas de Buturama; y el Cementerio de la entrada al Centro de formación existe como existe, porque la alcaldía municipal en nada se ha interesado por él. Ni el cerro de la cruz, ni el cementerio en mención son propiedad de la Iglesia.
Ese cementerio del abandono y la miseria, donde muchos se ven obligados a botar sus difuntos, protesta al Cielo contra las Administraciones y Concejos Municipales que se suceden, cuatrienio tras cuatrienio, “emburundungando” al municipio, actualizando los paseos millonarios, porque el dinero desaparece, el endeudamiento es el primer punto de la agenda, y las obras brillan en el firmamento de la ausencia o de lo inconcluso.
Aquí lo grave del problema, no es el irrespeto y la irreverencia contra unos huesos secos, ni mucho menos los tres pedazos de crucifijo roto; aquí el problema es de tal magnitud que ni siquiera se puede tratar. Punto aparte.
Por lo demás, la región del sur del Cesar, también ocupó su espacio en los medios de comunicación nacional; por la alta accidentalidad en su carretera troncal. Primero, porque en un país donde las mayorías se mueren de hambre, ha ocurrido el milagro de llenar angostas e inadecuadas carreteras con pesados tracto camiones, conducidos en su mayoría, por personas sin Vida en el Espíritu y sin educación para la Vida y la responsabilidad que les corresponde; estos esclavos de los grandes capitales convierten lo que debiera ser, un medio de transporte, en un medio de violencia, atropellándolo todo, con sus misiles sobre veintidós ruedas. Y a las carreteras se traslada también la violencia de las calles con los motociclistas y conductores de pequeños vehículos. Sea la hora de afirmar con vehemencia que la carga que transportan con peligro de muerte, las tracto mulas, debiera trasladarla sin congestión el tren que, solo podrá funcionar cuando elijamos un gobierno que verdaderamente quiera nuestra patria, y no la embruje, ni la engatuse, ni la destruya como viene ocurriendo hasta ahora con los gobiernos que en mala hora hemos elegido. CONTRA TIEMPOS DE VIOLENCIA, ORACIÓN Y OBRAS DE PAZ.
Por: Jesús Aníbal Pérez Sánchez, Presbítero.
No entiendo como pueden haber personas con tampoco sentido de pertenencia,si esta semana es de reflexion de amor y perdon.
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